Parte 1: Resabios de Una Nación Amordazada
El 12 de noviembre de 2007 Reporteros sin Fronteras hizo público un informe de misión sobre la precaria situación de los periodistas de Guinea Bissau, que viven permanentemente amenazados por los narcotraficantes colombianos, y sus cómplices africanos, cuyas actividades criminales llevan varios años gangrenando al país.
En 2007, los pocos periodistas de Guinea Bissau que se acercaron demasiado a los narcotraficantes y sus cómplices, civiles y militares, pasaron unos días espantosos. A lo largo del año, dos de ellos tuvieron que marcharse del país, donde sin embargo la prensa parece relativamente libre. Más allá de grave amenaza que pesaba sobre su seguridad también sabían, a fuerza de oírselo repetir, que algunas revelaciones demasiado embarazosas sobre la implicación de oficiales superior del ejército en el tráfico internacional de cocaína podían despertar viejos y crueles demonios. ¿Qué periodista querría, por un mísero salario, correr el riesgo de verse abatido, o ver como los suyos se precipitan en el fuego del infierno ? Para evitar la vendetta o el golpe de Estado, la mayoría de los periodistas de Bissau han optado por el silencio.
Al tiempo que una amenaza para Guinea Bissau, el cocaine Business es un tabú nacional, y la prensa local se enfrenta al desafío con las manos prácticamente vacías. Por su parte, el gobierno se debate entre el peligro que representa una lucha frontal con el ejército (cuya consecuencia podría ser un nuevo hundimiento en la guerra civil, e incluso el desencadenamiento de un enfrentamiento de gran amplitud entre etnias) y las exigencias de la comunidad internacional, que ve como este pequeño país de habla portuguesa del Oeste de África se transforma poco a poco en un narco-Estado. Carente de todo y depauperada, la prensa local, que intenta mal que bien organizar su defensa, solo puede arrojar un poco de luz sobre este “narco-Estado” embrionario.
“Todos están en contra del narcotráfico en este país de camaleones”, resume un periodista de Guinea Bissau, desengañado. En los ministerios y los cuarteles de Bissau, una capital a la deriva, a los periodista extranjeros a veces les cuesta mucho saber “quien es quien y qué hace”. Plantear preguntas francas resulta con frecuencia improductivo. El narcotráfico está en todas partes y en ninguna, a la vez.
Parte 2: La realidad latinoamericana y argentina
El 12 de noviembre de 2007 Reporteros sin Fronteras hizo público un informe de misión sobre la precaria situación de los periodistas de Guinea Bissau, que viven permanentemente amenazados por los narcotraficantes colombianos, y sus cómplices africanos, cuyas actividades criminales llevan varios años gangrenando al país.
En 2007, los pocos periodistas de Guinea Bissau que se acercaron demasiado a los narcotraficantes y sus cómplices, civiles y militares, pasaron unos días espantosos. A lo largo del año, dos de ellos tuvieron que marcharse del país, donde sin embargo la prensa parece relativamente libre. Más allá de grave amenaza que pesaba sobre su seguridad también sabían, a fuerza de oírselo repetir, que algunas revelaciones demasiado embarazosas sobre la implicación de oficiales superior del ejército en el tráfico internacional de cocaína podían despertar viejos y crueles demonios. ¿Qué periodista querría, por un mísero salario, correr el riesgo de verse abatido, o ver como los suyos se precipitan en el fuego del infierno ? Para evitar la vendetta o el golpe de Estado, la mayoría de los periodistas de Bissau han optado por el silencio.
Al tiempo que una amenaza para Guinea Bissau, el cocaine Business es un tabú nacional, y la prensa local se enfrenta al desafío con las manos prácticamente vacías. Por su parte, el gobierno se debate entre el peligro que representa una lucha frontal con el ejército (cuya consecuencia podría ser un nuevo hundimiento en la guerra civil, e incluso el desencadenamiento de un enfrentamiento de gran amplitud entre etnias) y las exigencias de la comunidad internacional, que ve como este pequeño país de habla portuguesa del Oeste de África se transforma poco a poco en un narco-Estado. Carente de todo y depauperada, la prensa local, que intenta mal que bien organizar su defensa, solo puede arrojar un poco de luz sobre este “narco-Estado” embrionario.
“Todos están en contra del narcotráfico en este país de camaleones”, resume un periodista de Guinea Bissau, desengañado. En los ministerios y los cuarteles de Bissau, una capital a la deriva, a los periodista extranjeros a veces les cuesta mucho saber “quien es quien y qué hace”. Plantear preguntas francas resulta con frecuencia improductivo. El narcotráfico está en todas partes y en ninguna, a la vez.
Parte 2: La realidad latinoamericana y argentina
Sin embargo en las democracias
latinoamericanas las limitaciones a la labor de los periodistas no quedan tan a la vista. En el acontecer no aparecen grupos guerrilleros, fuerzas militares salvo hasta hace poco el caso de Colombia y Brasil con menor intensidad.
Ahora bien existen poderosas corporaciones de prensa, líderes políticos y
gremiales que ejercen una presión sobre los periodistas más letal que la
violencia armada. Cuando digo más letal pienso en la escasa conciencia que
tienen los ciudadanos sobre la manipulación de la información que se publica.
Otro grupo que merecería ser puesto bajo la lupa es el de las empresas privatizadas y monopólicas que sobornan a los periodistas con “regalos” a cambio de que ellos se conviertan en operadores de prensa .En otros casos las empresas periodísticas con gran concentración económica se acercan al estado por la millonaria pauta oficial y en otros casos como sucede con el grupo Clarín que es parte de un entramado económico y financiero que hace que de una visión parcial o engañosa de la realidad. En cualquiera de las posibilidades mencionadas la primera víctima es la verdad o la razonable objetividad del periodista.
Podríamos poner nuestras manos al fuego por las noticias que se publican. No tanto por lo que se dice sino por lo que no se habla. Debería llamar nuestra atención que la ficción cedió espacio al entretenimiento. Desde 2011 con la aparición del programa Periodismo Para Todos , La Cornisa, y 678 algunos años antes la variedad de programas políticos en la televisión abierta es escasa . Esta situación podría a manera de conclusión llevarnos a hacer las siguientes preguntas: ¿A quien beneficia la apatía de la gente? ¿Por que casi todos los canales de noticias dan tanta cobertura a casos del estilo de la detención de Moria Casan en Paraguay? ¿La gente hace lo que quiere con las noticias o las noticias hacen lo que quieren con la gente?
Otro grupo que merecería ser puesto bajo la lupa es el de las empresas privatizadas y monopólicas que sobornan a los periodistas con “regalos” a cambio de que ellos se conviertan en operadores de prensa .En otros casos las empresas periodísticas con gran concentración económica se acercan al estado por la millonaria pauta oficial y en otros casos como sucede con el grupo Clarín que es parte de un entramado económico y financiero que hace que de una visión parcial o engañosa de la realidad. En cualquiera de las posibilidades mencionadas la primera víctima es la verdad o la razonable objetividad del periodista.
Podríamos poner nuestras manos al fuego por las noticias que se publican. No tanto por lo que se dice sino por lo que no se habla. Debería llamar nuestra atención que la ficción cedió espacio al entretenimiento. Desde 2011 con la aparición del programa Periodismo Para Todos , La Cornisa, y 678 algunos años antes la variedad de programas políticos en la televisión abierta es escasa . Esta situación podría a manera de conclusión llevarnos a hacer las siguientes preguntas: ¿A quien beneficia la apatía de la gente? ¿Por que casi todos los canales de noticias dan tanta cobertura a casos del estilo de la detención de Moria Casan en Paraguay? ¿La gente hace lo que quiere con las noticias o las noticias hacen lo que quieren con la gente?
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